”Poderoso caballero es Don Dinero, madre yo al oro me humillo”, decía Francisco de Quevedo. Lo gracioso de todo esto es que todo el mundo siempre se queja de que no tiene dinero. “No tengo dinero, no tengo dinero, no tengo dinero”. Para absolutamente nada pero luego realmente siempre tienen para todo.

El problema del dinero es que cuando te llega mucho y de golpe, no sabemos como administrarlo bien. Tenemos la mala costumbre de comprar todo lo que nos han dicho que tenemos que comprar. Y claro, si ingresamos pero de forma automática gastamos y no producimos, el déficit va a estar ahí para siempre.

No tengo dinero pero tampoco lo invierto.

El ejemplo claro es esa prolongación que tenemos en nuestro bolsillo. El smartphone o el dispositivo móvil inteligente. ¿Para qué lo usas? ¿Para ver cuatro fotos de Instagram, ponerte los filtros y escribir a tus amigos y amigas por el resto de plataformas? ¿De verdad para esto necesitas cambiar de teléfono cuando la batería la tienes que empezar a cargar a las 3 de la tarde?

Ahora si tu teléfono móvil inteligente es tu herramienta de trabajo, ahí la cosa cambia. Es lógico que necesites invertir un dinero en él. Porque deja de convertirse en un gasto para convertirse en una inversión. Es aquí donde está la inteligencia de utilizar bien el dinero y no malgastarlo.

Esto es un ejemplo básico pero también se puede extrapolar a los estudios. Gastar dinero en educación, en estudios, en negocios, son inversiones. Por supuesto que tienen sus riesgos pero existe una posibilidad de tener un retorno de ese dinero. O al menos de parte de él. Si nos gastamos 200€ en un fondo perdido (cualquier gasto), no vamos a ver ningún tipo de retorno. Y ahí sí que podrás decir aquello de no tengo dinero sin ningún tipo de miedo.

Planea y sé inteligente.

Si lo que quieres es ahorrar para hacer cualquier cosa, tienes que apretarte el cinturón. Eso lo debes tener claro desde el segundo -10. Tienes que valorar si quedarte sin ciertas cosas, te merecerá la pena. Porque claro, aquí hablamos de las personas que se quejan diciendo no tengo dinero.

Valora si irte a vivir a otro lugar puede ayudarte. Valora si comer en casa te merece la pena más que comer tanto fuera de ella. Todas estas cosas harán que comiences a quitar ciertos gastos; aunque es evidente que comenzarás a tener menos comodidades de las que tenías viviendo de la otra manera.