Salir de tu zona de confort es lo que NO debes hacer

9 August, 2020

La gente quiere quedar siempre muy bien cuando vienen a decirnos aquello de salir de la zona de confort. ¿No se supone que el confort es estar cómodo? ¿No se supone que nos gusta estar cómodos o es que acaso compramos sofás o camas incómodas para después ir dando lecciones de vida al resto?

Salir de la zona de confort no quiere decir que tengamos que estar haciendo cosas que no nos gusten. Al revés, deberemos buscar ese confort real para quedarnos ahí siempre. Es una de las mejores maneras de estar tranquilos para así no comenzar con problemas mayores.

Fijarse una meta.

Mira lo que de verdad quieres hacer y fíjate ese objetivo como primordial. Tocar la guitarra, el violín, hacer más deporte… todo lo que quieras pero fíjatelo y date cuenta de que es eso a lo que quieres llegar.

Esto te ayudará a conocer cuál es la meta y a motivarte. A saber que si lo consigues, estarás haciendo lo que de verdad se convertirá en esa zona de confort de la que no tienes porqué salir. Aunque también tienes que tener en cuenta que en el trabajo hacia esa meta puedes darte cuenta de que no te gusta y deberás comenzar este paso de nuevo.

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Piensa durante el proceso en la meta que hará no salir de la zona de confort.

Es evidente que existirán momentos de pérdida de motivación. No siempre vamos a estar igual de motivados y muchos de los procesos que nos llevarán a esa meta nos harán perder cierto interés.

Pues es ese justo el momento en el que deberás pensar en tu meta. Deberás de decir: “vale, sí, estoy haciendo esto porque llegaré a esto”. Es una de las formas en la que mejor aguantaremos lo que no nos gusta hacer.

Crea hábitos.

Ya hablamos con anterioridad de los hábitos y éstos harán que creemos rutinas para saber qué hacer en cada momento. De esta manera conseguiremos hacer las cosas por repetición y acostumbrarnos. Así nos será más difícil que se nos olvide o acabar perdiendo la costumbre.

Acuérdate de tu pasado.

Aquí sí que verdaderamente acabaremos por no querer salir de la zona de confort a la que estamos aspirando y a la que llegaremos trabajándolo. Lo que conseguiremos de este modo es saber que aunque quede mucho tiempo por conseguirlo; ya llevamos mucho tiempo trabajando.

El tiempo es de lo más valioso que tenemos y no debemos perderlo; mucho menos cuando ya lo hemos invertido en la consecución de una meta o un objetivo.

Prémiate.

Querer llegar a hacer algo con nuestra vida no impide que existan premios durante la consecución del objetivo. El objetivo no es solo el premio y podemos pensarlo como en los videojuegos. Y es que a medida que vamos trabajando, vamos obteniendo logros y esos logros pueden ser nuestros premios.

No hay nadie mejor que tú para motivarte y no habrá nadie que te conozca mejor que tú para saber qué te gusta y qué quieres. Pero hazlo solo cuando hayas conseguido cierto objetivo entremedio. Por ejemplo, al cumplir el año, al llegar a ganar una competición o tocar una partitura sin equivocarte…

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